Visita a la Acetaia di Giorgio, Módena

El blogging de viajes

Es difícil saber cuál es el llamado de uno en la vida...... Por ejemplo, el blogging de viajes es una profesión que me ha llegado después de innumerables reencarnaciones, millones de libras de deuda, demasiados grados y demasiados inviernos fríos en Escocia. Algunas personas no tienen esa molestia. Nacen con habilidades y tienen un llamado desde el primer día. Es difícil, por ejemplo, pensar en Lionel Messi haciendo otra cosa que no sea jugar al fútbol.

La Acetaia di Giorgio

Buhardilla de Oro Negro - Barricas de madera en la Acetaia di Giorgio donde madura el Vinagre Balsámico. Me gusta pensar que salió del vientre de su madre con un balón pegado al pie. Así que cuando conocí a Georgio Barbieri en su casa, la Acetaia di Giorgio en Modena, mirando su marco de 1,80 metros y medio de altura ("levantando un buen pie por encima de mí"), pude ver inmediatamente por qué era la estrella de la selección nacional de voleibol de su país.

La magia de crear el Vinagre Balsámico

Me cogió en su paleta como brazos y me sumerge en el ático donde ocurre toda la magia de crear el Vinagre Balsámico. A los 50 años, Georgio se retiró del equipo italiano de voleibol. Se enfrentó al dilema de una vida fuera del juego. ¿Y ahora qué? Miró dentro de su ADN para ver si había algo que le apasionaba y que pudiera cultivar y desarrollar. Se adentró en el rico banco de recuerdos de la infancia y recordó a su abuela.

El cultivo del vinagre balsámico

Cada año, haciendo a través del tiempo tradiciones y métodos honrados ("conocidos sólo por los modeneses", por supuesto), su abuela preparaba el más asombroso vinagre balsámico, un maravilloso, espeso, oscuro, almibarado, denso y dulce brebaje desbordante de sabores y amor del pasado y del presente. Nace la Acetaia Giorgio. Inicialmente, el cultivo del vinagre balsámico era un hobby, una necesidad para Georgio y la familia Barbieri.

La familia

El vinagre balsámico era para alimentar a la familia, para ocasiones especiales y también servía como un gran regalo para amigos y familiares. Además, la Acetaia también era un bien que había que heredar, ya que se utilizaría como dote para las hijas de la casa. Esta tradición se mantiene en muchas de las casas de Módena, muchas de las cuales tienen la rica tradición de cultivar vinagre balsámico en sus hogares. Tradiciones como éstas son el vínculo sagrado, el pegamento entre las generaciones pasadas, presentes y futuras.

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